Entramos ya en la última semana del año, que sirvan de oportunidad estos días para seguir degustando la alegría de la Navidad local, para prepararnos para el año que viene, y para seguir fortaleciendo, siempre, esos lazos de arte y cuidado que hacen de nuestra vida en común el regalo más hermoso de todos.
Así como asistimos masivamente a El Árbol de la Abundancia, también en Plaza La Santamaría estuvimos con los sentidos abiertos, con la emoción a flor de piel, disfrutando de las ofertas culturales, gastronómicas y artesanales de nuestra navidad local.
Desde ya agéndense para ser parte. Y recorran Bogotá siempre con los ojos bien abiertos. La belleza, el color, pueden sorprenderlos desde el muro más inesperado.
Este año volvemos con un gran espectáculo de Navidad, uno que no se parece a nada que hayamos visto antes, uno hecho por puro talento local y cuya belleza e impacto prometen que será inolvidable.
Este fin de semana, la ciudad volvió a ser el escenario del festival de rock gratuito más grande de Latinoamérica.
En esta versión del Festival pudimos compartir con artistas, emprendimientos y proyectos que nos reafirman en la certeza de la importancia de la ruralidad.
Durante esta Noche de los Museos, miles de ciudadanos experimentaron esa cercanía con los objetos, obras y los discursos que hemos construido.
Los Festivales al Parque son un ejemplo entre muchos otros que nos permitirán hacer que el 2023 sea el año de los grandes eventos en la ciudad. Nos veremos allí.
VI concurso de cuento corto “Cuentos por teléfono 2022”, que organiza BibloRed en la Cárcel Distrital y Bogotá en 100 palabras.
El fin de semana que pasó Bogotá se convirtió en el nuevo escenario del Festival Gabo, que llegó a su 10° aniversario.
Desde el 8 de octubre está ocurriendo en la ciudad la I Bienal Internacional de Arte para la Primera Infancia, una iniciativa presentada desde el programa Nidos liderado por el Idartes.
Columna del Secretario de Cultura, Recreación y Deporte
Crear desde el deporte y la recreación una ciudadanía que se narre y se encuentre en la ciudad, una ciudadanía que atesore vínculos firmes con otras personas y con su territorio, una ciudadanía que se entienda a sí misma como una comunidad múltiple y diversa en sus expresiones y en sus búsquedas.
La dinámica de una ciudad es un entramado de millones de hilos. Cada vida, cada ciudadano y ciudadana, suma desde su experiencia y sus expectativas, desde su capacidad de crear y de cuidar, desde sus esperanzas y sus miedos. Así, salir a la calle no es un gesto solitario y por entero individual: salir es entrar en las dinámicas del encuentro, habitar el espacio público es reconocernos como parte de esa coreografía gigantesca donde el movimiento de cada uno y cada influye en el de los demás.
Cuando regresa de su primera salida, ya ordenado caballero, pero apaleado y maltrecho sobre la carreta de uno de sus vecinos, Alonso Quijano (o Quijana), ahora Don Quijote, responde con una de sus frases memorables cuando el otro, viéndolo tan extrañamente vestido, pone en duda su juicio y su lucidez: “Yo sé quien soy, y sé quien puedo ser”.
Un grupo de mujeres, en Usme, se ponen de acuerdo para sacar adelante un proyecto agroturístico, mientras promueven una conversación para priorizar el verde en su territorio por encima de los proyectos urbanísticos.
Este mes los colegios de Bogotá volvieron a recibir a sus estudiantes. Los patios de juego, los salones, se llenaron con el murmullo de las voces que comparten historias, que se invitan a imaginar, que crean colectivamente el relato del presente, hilvanan el del pasado, y proyectan el del futuro
Es posible que el 2022 se inscriba en nuestra historia común como humanidad, como el año del reencuentro.