Ratoncito Pérez
Autor: Luis Coloma. Jerez de la Frontera. España.España 1851
Fiesta Bogotá: cuatro capítulos para conocer la ciudad
Piel de oso
Un cuento de los hermanos Grimm
Mi amiga Caracola
Por: Rosa Pereiro
Óscar era un niño que vivía con sus padres en un pueblecito en la orilla del mar.
Todos los días iba con su perro a pasear por la playa y soñaba con viajar a través del mar y conocer otros mundos que él imaginaba maravillosos...
Un día, cuando estaba sentado en la playa vio que su perro «Lotus» traía una caracola entre sus dientes y jugaba con ella. De pronto oyó una voz que decía:
-¡Por favor sálvame!
Mamá Noel repartió los regalos de navidad
Autora: Pilar Alberdi
Los tres cerditos
En el corazón del bosque vivían los tres cerditos, que eran hermanos.
Resulta que estos cerditos siempre eran perseguidos por un lobo que se los quería comer.
Para escapar de este lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa.
El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar.
Por su parte, el mediano, construyó una casita de madera.
Pero Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él.
Mientras tanto, el cerdito mayor trabajaba en su casa de ladrillo.
Los dos sabios
Autor: Pedro Calderón de la Barca - Madrid. España.1600
Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba que sólo se sustentaba de unas hierbas que comía;
-Habrá otro, -entre sí decía- más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta viendo, que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó.
La viejecita titiretaña
Por: Inés de Cuevas - de su libro inédito "Algarabía de risas"
Una viejita Titiritaña vivía en su casa de la montaña con cinco nietos que la mimaban y un gato blanco que ronroneaba. Sus tres bisnietos bien la querían: le daban besos, la consentían y por las noches, mientras dormía todos sus postres ellos se los comían.
Titiritaña, patas de araña, salta la cuerda con una caña. Infla los globos de los festines parada -siempre- en sus dos patines. Es tan alegre la viejaraña que no se enoja cuando una extraña a ella le dice:
Las vacaciones de la luna
Autor: D.R.A
Una noche el cielo estaba muy oscuro, de ese negro que solo está cuando la luna brilla por su ausencia. De las chimeneas salían nubes de humo que llegaban muy alto. Se sorprendieron de no ver ninguna luz por allí arriba, pero poco a poco y sin que nadie se diera cuenta se fue disolviendo en el aire.
Las estrellitas se preguntaban unas a otras dónde estaría la dama de la noche, los barcos en el mar intentaban encontrarla en sus zonas, pero por ningún lado había un rayito de ella.