Doña María Castañas

Por: Inés de Cuevas - Venezuela. 1941

Doña María Castañas tenía diez hijos -también una tía- un perro, un gato y un queso reseco en un garabato que todas las noches el ratón mordía y... lamía el gato. Una mañanita de azul primavera a Doña María le dolía una muela: salieron el perro, el gato, la tía y le preguntaron que por qué gemía. Doña María, decía:

-Me duele una muela, es la muela de arriba, la del lado izquierdo la de la comía.

Y todos los hijos, al oír el cuento fueron de inmediato a casa del dentista mientras doña María lloraba y gemía. Lloriqueaba tanto doña María Castañas que toda la gente se sumó, enseguida: los hijos, el perro, el gato, la tía y su vecindario, de frente y en fila, le daban la vuelta de calle a cocina:

-¡Pobre doña María...!
Tenía tanto miedo cuando vio al dentista que del puro susto no pudo decir cuál era la muela por la que sufría.

Entonces, sus hijos le abrieron la boca y adentro le vieron una muela rota... El señor dentista le sacó la muelita y siguió llorando la pobrecita Doña María, ya que esa no era la que le dolía: ¡qué horror!. La pobre viejita, apenas decía:

-La muela de arriba es la que me duele, la del lado izquierdo, la de la comía.

Como hay varias muelas en el lado izquierdo... pues las sacaron todas porque nadie sabía cual de ellas dolía.

¡Doña María Castañas se quedó sin muelas! Ahora no come: ni carne, ni pollo, ni arepas, ni el queso reseco de aquel garabato que el ratón mordía y lamía el gato.
La pobre abuelita come ahora bizcochos mojados en leche... pansitos blanditos y cuajada, pues quedó sin muelas en el lado izquierdo y como en el derecho no tenía nada... doña María Castañas hoy vive feliz vendiendo pasteles y untando los panes en leches y mieles.

 
 
Plan de Cultura 2038