
La Libélula Dorada: mucho más que títeres de alto vuelo
- La Libélula Dorada fue fundada por César e Iván Álvarez, dos hermanos que buscaban transformar el teatro en un vehículo de sueños e imaginación.
- La edición 22 del Festival Internacional de Títeres Manuelucho se lleva a cabo del 4 al 27 de octubre.
- Participa de la nueva convocatoria del Programa Distrital de Apoyos Concertados aquí.
Escrita por: Juan Diego Bernal Espejo
“Los títeres tienen algo mágico, los niños les hablan, crean la sensación de que están vivos”
- Anabell Álvarez.
A partir de materiales aparentemente comunes, La Libélula Dorada lleva más de cuarenta años contando historias. Títeres en látex, papel maché y espuma, entre otros elementos, son algunos de los componentes que dan vida a estos protagonistas en sus funciones, que atados a unas varillas reflejan la conexión entre el mundo real y el imaginario, o bien, como si se tratara de un proceso sináptico de neuronas, la voluntad del titiritero y la vida de un nuevo actor en tablas.
En un recorrido por la casa que hoy en día alberga a La Libélula, Anabell Álvarez, hija de César y sobrina de Iván Álvarez (fundadores del proyecto), me llevó a lo que ellos conocen como la sala de partos, un lugar adecuado para el nacimiento de nuevos personajes elaborados a imagen y semejanza de las necesidades narrativas.
Foto: Cortesía La Libélula Dorada.
La habitación tenía un aroma juguetón y volátil, con tonos a pintura y el pasar irrevocable del tiempo. En algunos rincones del espacio, la composición olfativa de los materiales de fabricación de las marionetas me llevaban a pensar que cada una tenía su propia historia y esencia. Quienes habitaban esta sala eran desde figuras humanas con expresiones detalladas y trajes elaborados, hasta animales de diversos tamaños y formas, todos con sus características. Algunos tenían rostros serenos, otros mostraban sonrisas traviesas, y cada uno con un peso especial, de acuerdo con el material con el que fue creado.
Si bien lo que tenía frente a mis ojos eran creaciones muy similares que me conducían a mi infancia, Anabell me contó que muchos padres se sorprenden porque creen que vienen a una función de títeres para sus hijos y que se van a aburrir, sin embargo, son justamente ellos quienes terminan siendo los que más ríen o se asombran.
“Nuestras obras están hechas para enseñar algo distinto, la conclusión queda en el espectador”, me contestó Anabell cuando le pregunté acerca del público que frecuenta las funciones.
Visitamos también la sala de teatro, un espacio adecuado con sillas para 80 personas y una gradería debajo de ellas para que cualquier persona pueda disfrutar del espectáculo sin obstrucciones visuales. Enfrente, está el escenario, el lugar que función tras función permite sacar el niño interno de quien asume la aventura de recorrer este mágico lugar.
Aquí se han presentado obras como Un pobre pelagato mal llamado Fortunato, La increíble historia de la nariz del Dr. Freud, Gárgola & Quimera y La peor señora del mundo, entre otras muchas historias que no solo representan algunas de las favoritas de Anabell, sino que además abordan temáticas coyunturales como el éxito, los negocios, la pasión, la psicología, el miedo, todo esto sumado a otros sentires inherentes a la especie humana.
“En estos tiempos de pantalla es necesario parar y mirar narrativas. Tanto niños como nosotros debemos dejar de ver pantallas. Ver el mundo de otra manera, ver los valores en la vida y sacar al niño que como adultos llevamos dentro”, me explicó la joven enfatizando en la importancia de estos espacios para la sociedad actual, además de destacar iniciativas promovidas por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, que potencian proyectos consolidados a través de convocatorias al Programa Distrital de Apoyos Concertados (PDAC).
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A través de la convocatoria del 2023, La Libélula Dorada pudo potenciar la edición 22 del Festival Internacional de Títeres Manuelucho, una iniciativa de 2003 y que rinde homenaje a Manuelucho Sepúlveda, personaje creado en el año 1916 por el titiritero Sergio Londoño, en Manizales. Los recursos otorgados le permitieron al colectivo teatral acceder a un mayor número de artistas invitados de compañías de gran trayectoria en España, Cuba, Argentina, Ecuador, Brasil y Colombia.
Esta edición del Manuelucho se estará realizando en Bogotá del 4 al 27 de octubre, en el Teatro La Libélula Dorada y otros escenarios del Distrito, llevando a cabo cerca de 30 funciones realizadas por cinco agrupaciones titiriteras internacionales y cinco nacionales. Esta es la oportunidad de acceder a un festival metropolitano, con propuestas para todos los públicos.
Foto: Cortesía La Libélula Dorada.
Ubicada en Teusaquillo, en esta casa llena de ilusión podrás encontrar también un jardín vertical que acompaña los tonos amarillos y azules de las instalaciones del Teatro La Libélula Dorada. Allí, tendrás la oportunidad de acceder a talleres de formación en alguna de las áreas del teatro de títeres y una gran exposición de fotografías de mujeres pioneras del oficio titiritero en el ámbito latinoamericano, entre otras novedades.
Hoy en día, esta estructura representa el sueño de dos hermanos, quienes con la intención de transformar los escenarios en un vehículo de sueños e imaginación para niños, niñas, jóvenes y adultos, le abrieron la puerta a La Libélula Dorada, nombre que nació a partir de una metáfora en la que sus fundadores encontraron en este animal un símbolo de vida, vuelo y libertad.