Congreso de Arte y Ruralidad
Foto: Cortesía

El poder cuidador de las mujeres campesinas da frutos en la ruralidad de Usaquén

El 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Este año la conmemoración se hace bajo el tema "Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas", con el objetivo de destacar el papel fundamental que desempeñan las mujeres y niñas rurales en los sistemas alimentarios de todo el mundo.

Un ejemplo de ello es el trabajo que hace Yenifer Martínez como consejera local por la ruralidad de la localidad de Usaquén, quien ha enfocado sus esfuerzos en la docencia y el trabajo comunitario para fortalecer los procesos de la ruralidad bogotana. Su incidencia, principalmente, ha sido en la zona del humedal de Torca, en la parte más nororiental de la ciudad.

“El camino ha sido el arte. Es gracias a este que se ha obtenido el reconocimiento de las familias, pues a raíz de la pandemia se fue conformando una comunidad. Hemos trascendido la formalidad y la hemos convertido en algo comunitario, como el Encuentro Intergeneracional que hicimos este año, en el que madres compartieron con niños, niñas y jóvenes”, cuenta Martínez.

Mi cuerpo sendero creativo

Mi cuerpo sendero creativo: una apuesta rural es un proyecto que se desarrolló en la localidad y que consistió en llevar ponencias a universidades sobre temas de ruralidad. De allí surgió luego la idea de organizar el Congreso de Arte y Ruralidad, iniciativa que lleva dos años brindando herramientas a niños, niñas y jóvenes para que integren sus intereses personales al trabajo de la huerta y el campo. Así, ellos pueden aplicar los conocimientos que ven en sus asignaturas escolares a la huerta que han conformado en el colegio de Torca y esto se convierte en una excusa para que ellos formulen sus proyectos de vida.

“Esto ha dado pie para que todos podamos vernos y entendernos como sujetos rurales, porque hay muchos chicos que ya son más urbanos que rurales, aunque vengan de la ruralidad, y la cultura se pierde en el camino. También cuestiona a las personas que tienen prácticas urbanas sobre si son o no campesinos, porque casi todos somos sujetos rurales y tenemos una responsabilidad frente al cuidado del medio ambiente”, agrega la docente.

Yenifer, quien también es licenciada en Artes Escénicas y ha trabajado con niños, niñas y jóvenes del colegio de Torca, cuyo impacto se extiende a su familia y la comunidad, afirma que en la ruralidad la madre se configura como sostén, como la fuerza y la forma del hogar. Y el hogar es una pequeña representación de lo que es la sociedad, por lo que es muy importante.

“Por ejemplo ahorita estamos hablando de soberanía alimentaria, y eso parte de ellas, y de cómo la mujer a través de la tradición de la cocina aporta cuidado.  Cuando hacemos encuentros intergeneracionales solo nos encontramos con abuelas, pero ellas les trasmiten hoy a los jóvenes más información, lo cual es muy valioso”, indica la consejera.

Por ejemplo, para la consejera, uno de los retos que tienen en la localidad es minimizar los niveles de violencia, y esto lo están logrando a través del reconocimiento de la labor de la madre cuidadora. “Por eso a los niños le enseñamos a cuidar sus planticas”, agrega.

“El año pasado también surgió la necesidad de hablar de la sujeta rural, ya que hay una falta de reconocimiento de esta, que se ve reflejada por ejemplo en la falta de la tenencia de tierra. Hace falta mucha retribución hacia esa mujer que trabaja en casa”, afirma Martínez.

Mi cuerpo sendero creativo

Yenifer cuenta que a partir de los congresos y las actividades que se han llevado a cabo recientemente se han conformado unas mesas de trabajo intergeneracionales para impulsar proyectos de sostenibilidad que se necesitan en esa ruralidad, en temas que comprometen el cuidado y tratamiento del agua, la soberanía alimentaria y el mantenimiento de la tradición campesina.

Para esta profesora y artista, que a través de estos talleres también ha aprendido a identificarse como una mujer rural, el proyecto de la huerta está dando frutos inesperados, pues hoy los jóvenes a través del trabajo en la huerta del colegio han aprendido a canalizar sus emociones, ocupar su tiempo de manera útil y plantearse opciones de vida en el futuro. Las prácticas rurales se han convertido en una herramienta de educación socioemocional.

“Es importante conmemorar el Día de la Mujer Rural porque es ella la que construye, la que contiene, y en este contener y al ser fuente dadora de vida nos hace imperativo fundamentarnos en lo que realmente es importante. Cuando uno se acerca a esta mujer que vive de lo natural, del campo, que se reconoce en la tierra, que tiene la capacidad de contener para estar tranquilos en esta tierra, eso lo es todo. El trabajo de la mujer rural es impresionante. Mi aprendizaje junto a las mujeres rurales ha sido continuo”, concluye Martínez.

 

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