
Manolo Colmenares: el escultor que sembró arte en Suba
En el taller del maestro Manolo Colmenares el aire huele a metal y a humo. El silencio se rompe con los constantes golpes del martillo dándole forma a la forja. En su taller de 4 pisos ya no caben los óleos, las obras en bronce, las piezas talladas a mano y los recuerdos que han hecho de él un hombre sensible, apasionado y analítico.
Por: Alejandro Muñoz
Recorrí junto a él cada uno de los 4 pisos angostos de su taller ubicado en el barrio Puerta del Sol de la localidad de Suba, debo decir que me transporté a una de las muchas galerías de arte en las que he estado, pero esta la percibí diferente porque allí sentí calor de hogar, el aroma a pintura fresca y a la verdadera templanza del sacrificio de un gestor cultural luchando por salir adelante, a pesar de las adversidades propias de un artista.
Manolo, con 70 años, sabe que aún no es tarde, él es un convencido de eso, y yo también, ya que en sus ojos aún se denota el amor por lo intangible, por el territorio, pero sobre todo, por la gente. Allí, entre paredes manchadas de tiempo, un artista empieza siempre de la misma manera: con un trozo de arcilla en sus manos y una idea en el corazón. Manolo Colmenares, maestro en Bellas Artes, especializado en escultura de la Universidad Nacional de Colombia, ha convertido cada piedra, cada mural y cada proyecto cultural en un puente entre la memoria ancestral y el presente.
Su nombre está escrito en bronce, mármol y cemento, ya que sus obras están inmortalizadas en la ciudad. Por ejemplo, Amerika, reposa en el Jardín de Freud de su Universidad; el Cacique de Suba, es el vigía orgulloso ubicada en el Colegio El Salitre; o la monumental Cabeza en Ciudad en Panamá, que recuerda que el arte no tiene fronteras. Sus esculturas no son solo formas, son relatos, mitos y raíces que dialogan con el mundo.
Desde 1982, bajo su liderazgo, la Corporación MACI se ha consolidado como un faro cultural: pionera en la circulación de arte en plazas, centros comerciales y bibliotecas, y hoy convertida en un referente de intercambio artístico a nivel internacional. Gracias a la visión del maestro, Suba ha recibido artistas de más de 30 países y, a la vez, sus creadores han viajado a Cuba, Ecuador, Perú, Francia y otros rincones del mundo, llevando consigo la esencia del arte colombiano.
Su mayor apuesta, la Bienal Internacional de Arte de Suba, recientemente reconocida por el Concejo de Bogotá como proyecto metropolitano y apoyado por el programa distrital Más Cultura Local para la versión 2024, ha sido un sueño hecho realidad: un espacio que no solo exhibe talento, sino que lo proyecta, lo hermana con el mundo y lo posiciona como fuerza vital de la ciudad.
Pero quizá el proyecto que más ilumina sus días es el Salón de Artistas del Futuro, donde niños y jóvenes de 4 a 17 años se forman, crean y exponen sus primeras obras. Manolo sabe que en esas manos pequeñas y en esas miradas curiosas late el mañana de nuestra cultura. Su empeño no es solo enseñar a pintar o esculpir: es sembrar confianza, identidad y memoria en las nuevas generaciones.
Su historia no es solo la de un escultor consagrado: es la de un hombre que entendió que el arte no pertenece a los museos, sino a la gente. Un hombre que hizo de Suba un territorio donde la cultura florece, como un árbol que crece firme, con raíces en la tierra y ramas abiertas al cielo.
Acerca de Más Cultura Local
Es un programa distrital de fomento que tiene como objetivo impulsar la transformación social y económica de los territorios a través de acciones, iniciativas y proyectos culturales, desarrollados mediante incentivos y estímulos. Este programa es posible gracias a una alianza estratégica entre la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), la Secretaría Distrital de Gobierno (SDG), el Instituto Distrital de las Artes (Idartes), la Fundación Gilberto Álzate Avendaño (FUGA) y los 20 Fondos de Desarrollo Local.