John Gerrard
Foto: Adrián Quintero SCRD

“La felicidad es resistencia en tiempos de crisis”: John Gerrard

La obra de John Gerrard cobra vida en el universo digital, donde el tiempo y la naturaleza son recreados en simulaciones hiperrealistas generadas con motores gráficos de última generación. Reconocido mundialmente por su exploración entre arte, tecnología y conciencia ambiental, sus obras invitan a repensar nuestra relación con el planeta. 

Por: Óscar Mayorga. Especial para El Tiempo.

Entre sus trabajos más destacados está Solar Reserve, la simulación de una planta de energía solar en el desierto de Nevada. También la reconocida Western Flag, una representación simbólica de la crisis ambiental, donde una bandera de humo negro ondea en el sitio del primer gran hallazgo petrolero en Texas, Estados Unidos. 

En 2023, Gerrard presentó su impactante instalación Surrender (Flag) durante el concierto inaugural de la banda U2 en el Sphere de Las Vegas. La obra, una bandera blanca de vapor de agua ondeando en el desierto, simboliza la transición energética y un futuro sostenible. Su trabajo ha sido exhibido en museos y espacios artísticos de renombre como la Bienal de Venecia, el Centre Pompidou en París y la Tate Modern en Londres. 

En su reciente visita, el artista irlandés recorrió Bogotá en la búsqueda del escenario perfecto para la instalación de dos obras de su autoría, que harán parte de la primera Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, BOG25, un evento que busca posicionar a la capital colombiana en la escena global de las artes plásticas, al nivel de ciudades como Sídney, São Paulo, La Habana o Venecia, cuyas bienales se han consolidado como epicentros de creatividad, intercambio y reflexión en torno al arte.

Con su participación en la BOG25, John Gerrard continúa su exploración entre arte, tecnología y medioambiente, presentando obras que dialogarán con el espacio urbano y la ciudadanía. Su presencia en la primera Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, liderada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, es una gran oportunidad para repensar cómo el arte impacta y provoca nuevas formas de entender la felicidad, el futuro de las urbes y la sostenibilidad.

En esta charla, el artista reflexiona sobre la relación entre felicidad y resistencia, la interconexión global en tiempos de crisis climática, y cómo sus obras Iriscident Python y Standard Flag dialogarán con el entorno urbano de Bogotá.

Ensayos sobre la Felicidad será el eje curatorial de la BOG25. Pero la felicidad es un concepto complejo. Su obra confronta temas como el impacto ambiental y la explotación de los recursos. ¿Cree que el arte puede ser un medio para reimaginar nuevas formas de felicidad individual o colectiva en un mundo en crisis?

El gran potencial del arte radica, en primer lugar, en plantear preguntas complejas, más que en ofrecer respuestas directas. Pero aún más importante es su capacidad para movilizar al público, tanto emocional como físicamente. Cuando hablamos de crisis, nos referimos a una condición que debemos reconocer y abordar. Es una acción, no un estado pasivo. Y para emprender cualquier acción, necesitamos esperanza, una postura esperanzadora. En este sentido, creo que el tema de la felicidad en la Bienal es una forma de resistencia ante un mundo que en este momento se siente extremadamente desafiante. Las personas deben mantener la esperanza, los sueños, el espíritu, la comunidad, y luchar por el futuro.

¿Cómo cree que su propuesta artística puede generar reflexiones e interacciones con el público bogotano en el espacio urbano?

Estoy aquí para presentar propuestas y desarrollarlas. Vengo con una nueva obra llamada Standard Flag, que es una bandera de vapor de agua, una bandera blanca, que sugiere que nuestro futuro debe ser sostenible. También traigo otra obra muy distinta: Iridescent Python, una serpiente iridiscente que realiza un movimiento en forma de ocho, que representa el infinito. Ambas piezas dialogan con comunidades diferentes: la primera en el espacio público, tal vez aquí, en la Plazoleta de las Aguas, un lugar que me parece muy interesante, y la segunda en un entorno nocturno, jugando con la dualidad del día y la noche. Creo que tanto Standard Flag como Iridescent Python hablan de equilibrio, de intercambio, y en cierto sentido, de igualdad. Traeremos estas obras a Bogotá, las colocaremos en el espacio público y será la ciudadanía quien las interprete. Yo no puedo imponer un significado, pero ambas piezas hablan de flujos, de intercambio y, en cierto modo, de justicia.

Usted ha expuesto en espacios urbanos icónicos como el Lincoln Center, en Nueva York, o la Somerset House, en Londres. ¿Qué importancia tiene el espacio público en su trabajo?

No importa dónde sea, para mí el arte debe estar en el espacio público: en la calle, en la plaza. Me interesa que cualquier persona pueda acceder a la obra, sin importar su origen o condición, o si es un público privilegiado o no privilegiado, cualquiera debería poder acercarse sin barreras. Mi compromiso es colocar la obra en la calle, que sea accesible para todos. 

Llegó a Bogotá para hacer un reconocimiento de los espacios donde instalará su obra. ¿Cómo elige el entorno ideal para sus piezas y qué elementos considera clave en esa decisión?

Son aspectos puramente prácticos. El espacio debe ser plano porque trabajaremos con una gran pared de LED. Necesitamos espacio para la estructura y también para el público. Luego, está el contexto cultural. En el Lincoln Center, por ejemplo, se encuentran el Metropolitan Opera y otros espacios culturales de gran relevancia. Aquí, en Bogotá, tenemos la iglesia de Nuestra Señora de Las Aguas, un sitio de gran valor histórico y cultural. Necesito comprender mejor estos espacios, pero este lugar en particular me interesa. Primero evaluamos lo práctico, luego lo cultural. Estoy aquí para aprender. Viajar desde Irlanda implica un largo trayecto, pero mi propósito es entender qué significan estos lugares y cómo pueden dialogar con mi obra. Presentaré algunas propuestas a los curadores y discutiremos el impacto cultural de cada sitio antes de tomar una decisión final.

Muchas de sus obras exploran el impacto ambiental de la actividad humana. ¿Cómo dialoga su obra Standard Flag con el contexto colombiano, en un país con una biodiversidad extraordinaria pero también con desafíos ecológicos significativos?

Todavía tengo mucho que aprender sobre Colombia, su relación con los bosques y con las energías sostenibles. He comenzado a conocer más sobre la energía eólica e hidroeléctrica aquí. Pero Standard Flag es una obra que trasciende lo local. Representa una escena en Nevada, Estados Unidos, donde una bandera de vapor de agua ondea sin color. Generalmente, las banderas tienen colores que representan naciones, equipos deportivos o identidades específicas. Pero esta bandera no tiene color. El dióxido de carbono emitido en Los Ángeles puede hacer que la temperatura aumente en Bogotá. No vivimos en un mundo fragmentado por barreras, sino en un planeta interconectado por una misma atmósfera. Mis obras para Bogotá no están estrictamente ligadas a un contexto local, sino que tienen un alcance más universal. Las presentaré aquí y abriremos el diálogo con el público bogotano.



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