
Episodio 7 del videopodcast "Cultura en Iberoamérica: conversaciones desde Bogotá"
En este episodio Luis Felipe Calero, subsecretario de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, comparte los aprendizajes de una ciudad que cumple 30 años impulsando la cultura ciudadana como motor de convivencia y transformación, a través de la construcción de acuerdos y el reconocimiento del otro como antídoto contra la polarización y como apoyo en el fortalecimiento de la democracia participativa.
Cultura ciudadana en Bogotá: reflexiones con Luis Felipe Calero tras 30 años de acuerdos y transformación
Desde la definición “minimalista” de cultura ciudadana —esa capacidad de construir acuerdos para compartir espacios, servicios y responsabilidades— hasta las estrategias innovadoras como Barrios Vivos o la Línea Calma para la atención emocional de los hombres, este capítulo ofrece una mirada panorámica de los retos y logros de Bogotá. Asimismo, reflexiona sobre el rol de la confianza en la acción colectiva y la necesidad de armonizar enfoques de ciencias del comportamiento con una visión cultural amplia.
Uno de los temas abordados es el reto de la polarización y la homogeneidad de las redes sociales. Calero advierte que “en estas sociedades nos estamos acostumbrando solo a reunirnos con el que piensa como yo”. Frente a un contexto de creciente fragmentación, Bogotá apuesta por valorar la diversidad y reconocer al otro como condición previa al consenso. Añade que “para construir un acuerdo primero tienes que reconocer al otro, verlo como importante”.
Fortalecer la confianza: el desafío de la democracia participativa
Uno de los bloqueos más graves que enfrenta la política ciudadana es la erosión de la confianza. El Subsecretario aporta dos datos reveladores: “solo el 15% de habitantes en Latinoamérica confían en la mayoría de las personas, según el PNUD; y en Bogotá, 9 de cada 10 personas piensa que más de la mitad de los funcionarios públicos son corruptos”. Esta desconfianza, explica, merma la participación y la acción colectiva, elementos esenciales para una democracia sólida.
Calero enfatizó en que la acción colectiva baja cuando no hay confianza, por lo que construirla es esencial, puesto que es lo único que nos puede permitir construir acuerdos y promover una democracia participativa de la manera ideal. Desde la Subsecretaría, cada política y cada proyecto incorpora esta mirada de arquitectura de la decisión para fortalecer vínculos entre ciudadanos e instituciones.
Transformación cultural en tiempos de crisis
Luis Felipe destaca como uno de sus mayores desafíos profesionales lo que pasó en el Ministerio de Salud y Protección Social durante la pandemia. Allí comprendió la urgencia de transformar normas sociales y hábitos de un día para otro, un aprendizaje que luego trasladó a la cultura ciudadana bogotana: “la tarea que hacemos es armonizar enfoques de cultura y ciencias del comportamiento para incidir en las decisiones cotidianas de la población”
La pandemia demostró que, con perseverancia y mensajes bien construidos, es posible cambiar prácticas sociales profundamente arraigadas. Este caso de éxito inspira hoy proyectos locales centrados en marketing social, educación cívica y arquitecturas de decisión que facilitan comportamientos colectivos responsables.
Barrios Vivos: laboratorios comunitarios para el consenso
Como respuesta a la complejidad de una metrópoli diversa, la estrategia Barrios Vivos extiende la cultura ciudadana a escala barrial. Son laboratorios culturales y ciudadanos donde, en cada localidad, vecinos, artistas y funcionarios cocrean proyectos reconociendo lo que ya existe, pero produciendo también en el encuentro otra cosa que no existe.
Este enfoque no solo fortalece la legitimidad de la política pública, sino que convierte a cada habitante en agente activo de su entorno. La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte facilita espacios de diálogo y acompañamiento técnico para que las propuestas transiten del papel a la realidad.
Línea Calma y Escuela de Hombres al Cuidado: abordajes contra el machismo
La cultura ciudadana también enfrenta desigualdades estructurales. Mediante la Línea Calma, Bogotá ofrece atención gratuita a hombres para tramitar emociones y reducir la violencia de género: “un instrumento de transformación cultural que le permite a los hombres llamar y poder tramitar correctamente sus emociones”. El programa parte de datos contundentes: en Bogotá, de cada 10 casos de violencia de pareja o expareja, 8 es ejercida por hombres.
Complementariamente, la Escuela de Hombres al Cuidado busca revertir la inequidad en las labores de cuidado, donde las mujeres asumen más del doble del trabajo no remunerado diario. Con talleres, campañas y alianzas institucionales, se promueve una redistribución equitativa de tareas domésticas y de cuidado, reconociendo que el machismo daña tanto a mujeres como a hombres.
Bogotá como referente internacional de cultura ciudadana
Calero percibe que la mayoría de las ciudades no han arraigado el concepto de cultura ciudadana. Por ello, invita a consultar el Conpes 10 de 2019, la política pública que sistematiza 30 años de aprendizajes y posiciona a Bogotá como referente global.
En el intercambio con pares de otras capitales, Bogotá muestra casos de éxito tangibles y replicables: desde la Línea Calma hasta Barrios Vivos, pasando por campañas de convivencia en el transporte y la gestión de espacios públicos. A su vez, reconoce que la ciudad debe nutrirse de inspiraciones externas para continuar innovando.
Hacia un futuro de convivencia y corresponsabilidad
Finalmente, Luis Felipe Calero proyecta una Bogotá donde la cultura ciudadana evolucione con la tecnología y la inteligencia artificial, sin perder su eje humano. Rememora una conversación reciente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2025, cuando una niña de 10 años preguntó ¿por qué el uso de la inteligencia artificial afecta el agua?, señal de que las nuevas generaciones requieren herramientas para conectar innovaciones con valores colectivos.
Para Calero, el gran reto consiste en lograr convivir en medio del disenso. “No le tengamos miedo al disenso, convivamos en medio de nuestras dificultades”. Además, resalta las preguntas que guían buena parte del trabajo en políticas públicas: “¿Cómo construimos una identidad de lo que significa ser bogotano y bogotana en medio de esa diversidad tan amplia que tenemos en esta ciudad? ¿Cómo logramos esos puntos en común para construir un concepto que nos permita pararnos desde distintos puntos, pero estar de acuerdo en eso fundamental que es ser bogotanos y bogotanas?”.