Leyenda del charco negro

Leyenda del charco negro

La historia de esta leyenda se desarrolla en el municipio de Barbosa (Antioquia). Este municipio se ha caracterizado por ser un puente entre los municipios del nordeste Antioqueño, el Magdalena Medio y el municipio de Medellín.

Imagínate que entre el siglo diecinueve y el siglo veinte como no existían vías de acceso para los intercambios comerciales entre la capital de Antioquia y otras regiones del país, a nuestros ancestros les tocaba realizar el intercambio a lomo de mula y tardaban muchos días para hacer el recorrido y llegar a la capital.

Charco Negro se encuentra ubicado en la vereda Vallecitos, cerca a la cabecera municipal hacia el nororiente de Barbosa, Antioquia. Muchos son los mitos y leyendas que han surgido alrededor de este charco, tanto así que habitantes y extraños no dejan de comentar.

Para muchos, este charco tiene mucho misterio, constantemente se están preguntado si será verdad o será producto de la imaginación y del sentido picaresco y cultural de toda la región antioqueña que está llena de mitos y leyendas.

Una de las tantas historias que hablan acerca del Charco, es la que, según algunas personas del lugar, ocurrió en donde hoy se encuentra Charco Negro. El sitio en mención era una parada obligada por los arrieros donde se estableció una fonda, y allí pasaban la noche los caminantes. Para distraerles su estadía, la fonda contaba con servicio de cantina y hospedaje donde disfrutaban además de la compañía de bellas mujeres.

Cuentan que un sacerdote del municipio le echó una maldición al sitio, porque todas estas fiestas las realizaban a diario, sin respetar los días santos. Un viernes santo comenzó a llover fuertemente, y se inundó el lugar con todos los visitantes, sus pertenencias y oro proveniente del municipio de Segovia.

Se formó este charco al cual llamaron Charco Negro por sus aguas oscuras. Cuenta la historia que todos los Viernes Santos ven bajar del monte más cercano llamado, la Cresta del Gallo, una gallina con pollitos de oro que vienen a tomar agua a Charco Negro, pero que no se dejan coger de nadie.

En la década de los 60 el propietario del lugar, don Antonio Quinchía, cogió una soga de 200 metros, le amarró una piedra y la fue soltando, pero no pudo encontrar su fondo; por esta razón, se dice que el charco no tiene fondo, que sus aguas se están esparciendo por sus alrededores y que llegará el día en el cual las aguas de este charco inundarán todo.

La historia cuenta que Charco Negro ha sido utilizado por los habitantes del municipio de Barbosa: en los años cuarenta, los profesores de las escuelas del municipio llevaban a sus estudiantes de caminata y de recreación alrededor del charco.

Sus alrededores sirvieron de potreros y en nuestra época ya es una propiedad privada donde hay una granja avícola. Los habitantes del municipio no tienen acceso al sitio.

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