El mono de la Pila
Historias

El Mono de la Pila

Dicen que en el año de 1583, época en la que los indios lavaban la ropa en los ríos San Francisco y Manzanares, la gente del pueblo debía bañarse en ellos y recolectar agua para cocinar. Por estos esfuerzos que debían hacer y por las caminatas que debían hacer para llegar a estos ríos, se promovió en la ciudad una petición a la Real Audiencia, en la que se habló sobre la urgente necesidad y conveniencia de conducir el agua hasta la plaza, de donde se tomaría de una fuente.

Cuentan además, que el Mono de la Pila lo ubicaron en plena Plaza de Bolívar, que para la época de la Independencia era la Plaza Mayor, en donde se hacía el mercado. A la pila se iba a buscar el agua. Era un lugar que le acortaba a las personas el viaje hasta los ríos San Agustín y San Francisco.

Dicen que las mamás de aquel entonces enviaban a sus hijos a traer el agua del Mono de la Pila, y como a muchos no les gustaba cargar el agua desde ese sitio por el esfuerzo que debían hacer, llegaban a la casa quejándose. Empezaban las quejas desde el mismo momento en que les decían que tenían que ir. Por eso las madres también les decían “vaya a quejarse al Mono de la Pila”. Y los niños regresaban con su buena cantidad de agua y ya sin ganas de refunfuñar. Lo había hecho ante el Mono.

El Mono de la Pila, hecho en 1583, fue reemplazado por la estatua de Simón Bolívar en 1846 y fue a parar a la plazoleta de San Victorino, en donde estuvo unos años. Después lo trasladaron a la plazoleta de San Carlos, hoy llamada Rufino José Cuervo, en la calle 10 entre carreras sexta y séptima, frente a la iglesia de San Ignacio.

Cuentan que en el año de 1890, el Gobierno Nacional construyó allí un jardín y mejoró la base de la fuente, respetando la columna histórica, que por más de tres siglos había sido gala de la ciudad. En ese mismo año, ‘El Mono’ fue trasladado al Museo Nacional, en la sede de las casa de las Aulas. En 1922, el Museo Nacional se trasladó al edificio Pedro A. López, ubicado en la Avenida Jiménez entre carreras Séptima y Octava y se llevó consigo al Mono de la Pila.

 
 
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